sábado, 8 de noviembre de 2014

Calaceite / Teruel







Capital de la cultura del Matarraña

Este municipio de la comarca del Matarraña, declarado Conjunto Histórico-Artístico, muestra a los visitantes un encanto especial que te atrapará desde el primer momento. Calaceite lleva siendo habitado desde tiempos inmemorables pero el núcleo más antiguo se formó alrededor del antiguo castillo, del cual ya no quedan restos visible. 

Ayuntamiento de Calaceite (Teruel)Este municipio está formado por un conjunto de calles bien cuidadas, con una gran cantidad de casas nobles y los balcones de hierro forjado de la calle Maella. Paseando por las calles de Calaceite tendrás la posibilidad de contemplar diversas construcciones arquitectónicas religiosas, como el Portal y Capilla de San Antonio y el de la Virgen del Pilar. También cabe destacar las dos plazas más singulares del municipio como la Plaza España, centro neurálgico de la villa y la Plaza de los Artistas, levantada en honor a los personajes ilustres que habitaron en Calaceite. Pero la belleza de este municipio no solo reside en su casco histórico, si nos alejamos hasta las afueras tendremos la posibilidad de visitar el poblado íbero de San Antonio, datado entre los siglo V y II antes de Cristo.

Calaceite, municipio histórico



El término municipal de Calaceite está plagado de yacimientos arqueológicos, ya que durante la prehistoria el hombre habitó estas tierras dejando a su paso un rico patrimonio de pinturas rupestres. Algunos de los más importantes son las pinturas rupestres de Roca de los Moros, en el barranco del Calapatá de Cretas; las pinturas de Vallrovira y las construcciones funerarias de els Villalongs.
Además de los restos prehistóricos también son abundantes los poblados íberos dentro del término municipal. No obstante, muchos de ellos fueron destruidos durante la romanización del país. El yacimiento más importante es el poblado ibérico de San Antonio, a un kilómetro de Calaceite, que fue excavado por Juan Cabré entre los años 1903 y 1919. Allí localizó tres poblaciones que denominó como
Les Ombries, Els Castellans y la Torre Cremada. El poblado estuvo habitado desde el siglo V a. C. hasta el siglo III a. C., cuando llegaron los musulmanes. De esta época se han conservado algunos restos en las partidas del Molino Nuevo y del Molino Viejo en los azudes de la entrada y un pozo de noria y el molino aceitero en el Molí de la Vila. Ya en el año 1149 Calaceite fue reconquistada por el Conde Ramón Berenguer IV el cual concedió derechos señoriales a Bernat de Cambrils y que el traspasó a su hijo y su yerno. En 1271 la Orden de Calatrava obtuvo el dominio de Calaceite, además de otorgar la Carta de población en la que se concedían una serie de derechos y privilegios, con el fin de atraer pobladores al municipio. En el año 1442 Calaceite pasó a manos del obispado de Tortosa hasta el 1823. El siglo XVII fue un periodo difícil para el municipio ya que hubo guerras, enfermedades, la peste de 1625 y la Sublevación de Cataluña en la que Calaceite se mostró hostil a las tropas francocatalanas, las cuales saquearon e incendiaron la villa. A pesar de esta época de guerra y calamidades, a partir del fin de siglo se inició una reanimación y una época de transformaciones en la que se llevaron a cabo, también, diversas construcciones importantes para la población. Sin embargo esta época de prosperidad se vio sesgada con el inicio de la Guerra de Sucesión en la que Calaceite se decantó por el bando del archiduque Carlos y las fuerzas de Felipe V prendieron la villa, muriendo muchos de sus defensores y arruinando de nuevo la población. Las Guerras Carlistas también tuvieron un fuerte impacto en el municipio, al igual que la Guerra Civil, en la que hubo decenas de muertos y el incendio de los edificios religiosos y del ayuntamiento. La precaria economía de la posguerra y varias heladas precipitaron la emigración de mucha gente hacia las grandes ciudades, como Barcelona, en busca de trabajo.

Plaza de España



La Plaza de España de Calaceite se ha convertido en el centro neurálgico del municipio, a pesar de que no se ubica en el casco histórico de la población. Esta plaza forma parte de un proceso de ampliación urbana que se llevó a cabo en el siglo XIV y es el lugar de Calaceite que más veces ha cambiado de nombre. En antiguos documentos aparece como la plaza de Baix en relación a la desaparecida plaza de Dalt, donde se ubicaba la antigua iglesia gótica sobre la cual se construyó la actual iglesia parroquial. En aquella época las dos plazas se comunicaban entre ellas mediante dos calles, una de las cuales fue ocupada por el nuevo templo parroquial y, posteriormente, también por algunas casas. Después, en el siglo XVII fue conocida como plaza del Sitjar, ya que debajo de la plaza se ubicaban los silos donde se guardaban los cereales que se pagaban como tributos. En el siglo XIX y principios del XX fue conocida como plaza Mayor y a partir de 1931 se llamó plaza de la Constitución. La entrada de las tropas franquistas en la población en 1938 hizo que se rebautizara el lugar y fuese conocido como plaza de España, nombre que ha conservad
o hasta la actualidad. Bajo los porches de esta peculiar plaza se celebraba el mercado, que continúa haciéndose en la actualidad cada miércoles de la semana. Sin lugar a dudas, si visitas Calaceite te recomendamos que visites este mercado y pasees por esta peculiar plaza, la cual ha vivido momentos históricos.

Visitar el Poblado Íbero de San Antonio

Si acudes a Calaceite no puedes marcharte de allí sin antes hacer una visita al poblado íbero de San Antonio. Este enclave se ubica a un kilómetro de distancia del municipio, estratégicamente situado sobre una colina alargada desde donde se controla un extenso territorio. Este descubrimiento se produjo en 1903 gracias a las excavaciones realizadas por Juan Cabré y Bosch Gimpera y dataron el poblado entre los siglos V y II a.C. Si visitas el yacimiento tendrás la oportunidad de contemplar dos fases de desarrollo del poblado claramente diferenciadas. En primer lugar está la fase inicial en la podrás observar una calle central en la parte más elevada del poblado.
La segunda fase constituye el momento de mayor apogeo del poblado y está datada en el siglo III; aquí podrás contemplar los restos del poblado que se extienden por la ladera de la montaña, con casas escalonadas que se adaptan al terreno. Una visita que te transportará a los orígenes del municipio.

Ermita de San Cristóbal


La devoción a San Cristóbal en el municipio de Calaceite se remonta a la primera mitad del siglo XIV, a pesar de que la actual ermita data del siglo XVIII. La Ermita de San Cristóbal es de estilo barroco y comenzó a construirse en 1738. Sin embargo se cree que anteriormente debió existir otro edificio, ya que en 1618 se construyó una casa para un ermitaño, sobre la cual se edificó posteriormente la actual casa adosada a la ermita. Hay referencias que se remontan al siglo XV que hablan de la celebración de una procesión en la población el día de este Santo, es por eso que en 1832 se intentó organizarla pero la iniciativa no se repitió dada la escasa asistencia de gente. Vale la pena visitar la Ermita de San Cristóbal, no solo por el edificio sino también por las vistas que ofrece el paisaje de sus alrededores. Desde aquí hay unas impresionantes vistas de los Puertos y de varias poblaciones del Matarraña y la Terra Alta. Más cerca, se observa el cerro de San Antonio donde hay un importante poblado íbero y una capilla dedicada a San Antonio Abad.

Ermita de Santa Ana

En 1608 el Concejo de la Villa aprobó la construcción de esta ermita en el paraje de la font de les Ferreres y la celebración de la fiesta de Santa Ana en su honor. Sin embargo, hasta 1621 no se iniciaron las obras ya que en los años anteriores el municipio llevó a cabo la construcción de la Casa Consistorial y la capilla de San Roque. En 1688 se construyó el Retablo Mayor y un siglo más tarde se levantó la casa adjunta que servía como refugio de rebaños y pastores. La Ermita de Santa Ana, de estilo renacentista, cuenta en su interior con un monumento a Nuestra Señora del Pla, patrona de la población. Según algunos documentos oficiales se sabe que desde 1701 y hasta 1878 existía la tradición de venir en procesión hasta la ermita con la reliquia de la Santa Espina que se conserva en la iglesia Parroquial. Actualmente, la fiesta en la ermita se celebra el sábado anterior al lunes de Pascua Florida. Si visitas esta ermita también tendrás la posibilidad de visitar la cruz del término de Santa Ana, ubicada en la entrada del camino de acceso.

Portal de Orta y Capilla de San Antonio

El portal recibe este nombre porque a él llegaba el camino de la población vecina de Horta de Sant Joan. Se trata de uno de los dos portales de la muralla que todavía se conservan en el municipio. Cuando Calaceite estaba amurallado, contaba con un total de cuatro portales: el portal de Maella y de Orta que todavía se conservan, el portal de la Balsa del Coll y el portal de la Font. En el siglo XVIII, encima de los restos de la muralla, se construyó la Capilla de San Antonio de Padua. Se trata de una combinación arquitectónica en la que se recicla un elemento defensivo para la construcción de uno religioso, muy habitual en el patrimonio monumental de la comarca. En el interior de la capilla podrás observar pinturas en las pechinas y la cúpula, además de baldosas con cerámica decorada con escenas religiosas.

Portal de Maella y Capilla de la Virgen del Pilar

Los portales-capilla son uno de los elementos arquitectónicos más singulares de la comarca del Matarraña. El Portal de Maella, ubicado en la entrada norte del municipio, recibe este nombre porque a él llegaba el camino de la población vecina de Maella. Originariamente formaba parte de la antigua muralla y era uno de los cuatro portales que rodeaban el municipio. Ya en el siglo XVIII se llevó a cabo la construcción de una capilla barroca dedicada a la Virgen del Pilar, con la que cambió su función defensiva por otra eminentemente religiosa. El portal de Maella es uno de los portales más complejos arquitectónicamente de la comarca y desde él se pueden contar hasta ocho calles. La calle de Maella y la d´En Rufa son las más antiguas y coetáneas al portal, mientras que el resto corresponden a ampliaciones urbanas posteriores. Actualmente la Capilla de la Virgen del Pilar mantiene su función religiosa, abriendo sus puertas para la festividad de la Virgen del Pilar y Corpus.

Casa Natal de Juan Cabré

La Casa Natal de Juan Cabré fue la residencia de este pionero de la arqueología moderna española, en la cual nació en 1882. Cabré también dedicó su vida a la pintura, el dibujo y a la fotografía, habilidades que utilizó como técnica de investigación. Su obra científica más importante se desarrolló a principios del siglo XX cuando, en una de sus excursiones al cerro de San Antonio, descubrió un poblado íbero. A los pocos años, en 1903, descubrió las pinturas rupestres de la Roca dels Moros, que fueron las primeras pinturas conocidas del llamado arte levantino. Después de estos trabajos centrado en el Matarraña y el Bajo Aragón, Cabré se fue a trabajar a otros puntos de la Península Ibérica. Desde entonces y hasta su muerte en 1947, Cabré trabajó en una obra científica que ha dado importantes aportaciones para el estudio de la prehistoria y la protohistoria peninsulares. Si visitas Calaceite no te olvides de visitar la casa natal de este ilustre personaje de la historia del municipio.

Casa Teresa Jassà

Otro personaje ilustre nacido en el municipio de Calaceite es la ceramista y escritora Teresa Jassà. Esta mujer nació en 1928 en una casa de la plaza pero la Guerra Civil hizo que se marchara del pueblo con su familia a Zaragoza, Barcelona y Perpiñan. A lo largo de su juventud, Teresa estudió Bellas Artes y comenzó su carrera como ceramista hasta que en 1960 volvió al municipio que la vio nacer para instalarse definitivamente. Allí abrió un taller en el que durante años se cocieron no solamente sus interesantes cerámicas, sino también muchas de las iniciativas culturales que se realizaban en Calaceite. Teresa tenía una obsesión que reflejaba en sus trabajos: el tema de la paz y el entendimiento entre las personas. Así pues, las palomas de la paz son muy habituales en sus trabajos entre los que destaca el “Homenaje a Goya” que rememora los horrores de la Guerra. Teresa Jassà trabajó y vivió en esta vivienda de Calaceite hasta la fecha de su muerte, el día de Navidad de 1999.

Plaza de los Artistas

Desde siempre Calaceite ha sido un lugar de encuentro para los artistas, escritores e investigadores. Entre los investigadores locales cabe destacar la figura de Juan Cabré cuyo trabajo en el Matarraña atrajo la curiosidad de diversos arqueólogos a principios del siglo XX como el francés Henri Breuil o el catalán Pere Bosch Gimpera. Ya en los años 70 numerosos escritores y artistas fijaron sus residencias en Calaceite como los escritores José Donoso y Mauricio Wacquez (ambos relacionados con el “boom latinoamericano), pintores como Romà Vallès, Albert Ràfols Casamada y Maria Girona, además de la artista local Teresa Ja
ssà. Pero el municipio no solo acogió a personas, también fue sede de diversos actos culturales como la creación de la Fundación Noesis, la celebración del Encuentro Literario Internacional “La Nouvelle Fiction”, o la ubicación en la villa de la sede de la “Associació Cultural del Matarranya” desde 1989. Por todo esto, y en reconocimiento a todos los artistas y eventos que se dieron lugar en el municipio, en 1999 se erigió la Plaza de los Artistas.

Tossal Redó


El Tossal Redó de Calaceite es un poblado datado entre los siglos VII y V antes de Cristo. Urbanísticamente sigue el modelo de calle central con viviendas de planta cuadrada a ambos lados de la misma, de manera que las paredes traseras harían la función de muralla. Si deseas visitar este antiguo poblado, lo encontrarás a unos 3 kilómetors de Calaceite.

Matarraña en la Cazuela

La gastronomía de Calaceite está basada en los productos de la tierra, consiguiendo una innumerable cantidad de platos exquisitos que no dejarán indiferente a nadie. Entre los platos típicos del municipio encontramos la cassolada, un arroz elaborado con tordos y costilla de cerdo; la cassolada de l’hort, elaborada a base de verduras y caracoles; las judías blancas con sardina; el coc de pimiento, una especie de pizza cuadrada hecha de tomate, pimiento y atún; y las manos de cerdo. Pero no hay que olvidarse de los productos de caza como los tordos y las perdices, que se preparan de muchas maneras, y los embutidos como el jamón, chorizo y longanizas. Calaceite es también conocido en su gastronomía por elaborar un aceite de oliva muy fino que cuenta con la Denominación de Origen Bajo Aragón, además de cultivar una almendra excepcional. Por lo que respecta a los postres y dulces tradicionales, Calaceite cuenta con una gran variedad de estos productos, siendo los más conocidos aquellos que se elaboran con almendra. Así pues, si visitas el municipio tendrás la oportunidad de probar los almendrados, las roquilletas, los secalls, las panadetes rellenas de cabello de ángel, los mantecados elaborados con manteca de cerdo y el coc con miel.

Cabe destacar uno de los platos del municipio elegido por la iniciativa Matarraña en la Cazuela y elaborado por las guisanderas; en este caso el famoso guirlache de Calaceite, un dulce elaborado a base de almendras y azucar.